¿Qué es el tránsito hacia el olvido?


No todas las vidas pasadas han estado protagonizadas por reyes, ricos e intelectuales famosos. La mayoría de ellas responden a hombres, mujeres y niños desconocidos, que a pesar de su anonimato guardan historias extraordinarias. Estas no son meras anécdotas del pasado, sino que han configurado parte de nuestro ser actual. Lo que hoy en día somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes, es consecuencia de la existencia de millones de vidas pasadas, de las que siempre tenemos algo que aprender. A ellas nos debemos como sociedad y rescatar sus vidas del transito hacia el olvido, en el que todos estamos incluidos, es una forma de dejar constancia de estas; pero también es una forma de conocer de dónde venimos.

Para ello, para dar luz a alguna de estas anónimas pero extraordinarias vidas, parte del trabajo consiste en humanizarlas. Que no sean simplemente un nombre y un conjunto de datos, sino una persona de carne y hueso con sus sentimientos e inquietudes es también fundamental en este proceso. A pesar de que quizás solo se puede reproducir un instante o un momento más que fugaz, de lo que en realidad fue toda una vida. Insuficiente, aunque es mejor que nada…

En base a este objetivo, este blog irá recogiendo algunas de estas vidas extraordinarias que solo la memoria y los documentos habían preservado. Se trata, en definitiva, de una forma de reconocer todo el trabajo que estas vidas extraordinarias realizaron, gracias al cual, hoy en día hemos alcanzado límites insospechados hacía décadas. No obstante, también son un ejemplo de todo lo que todavía nos queda por avanzar.
En cualquier caso, estos versos de Miguel Hernández son capaces de condensar, en unas breves líneas, todo lo que yo he intentado expresar anteriormente:

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

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