“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo Franco. Burgos, 1° de abril de 1939.” Con este escueto parte el bando sublevado contra la República anunciaba su victoria. Llegaba el final de la Guerra; pero no la paz. Comenzaba, una era inmersa en una política de represión y exterminio, que se saldaría con unos 30.000 muertos durante la postguerra, por injerencia directa del nuevo régimen. Fusilados, fallecidos por las malas condiciones en las cárceles, accidentados en trabajos forzosos... Uno a uno, hasta sumar 30.000. La mayoría con una historia anónima que nunca será contada. Afiliado a la CNT, Jacinto Coscojuela Mur (Costean, 1916- Cárcel de las Capuchinas, 1939) estuvo presente en la colectivización anarquista que se inició en su pueblo tras el inicio de la guerra. De esos días provendría la acusación que, en un juicio sumarísimo (un consejo de guerra s
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