CUANDO FUIMOS REFUGIADOS
La
memoria es frágil, débil; como un sueño. Europa en su conjunto y España en particular
no recuerda que hubo un tiempo en el que fuimos refugiados. Un tiempo pasado en
el que familias enteras se agolpaban en las carreteras y andaban en largas
filas, unos detrás de otros, cargando todo aquello que podían llevar en sus
hombros. Un tiempo pasado; pero no lejano. No se trata de sucesos acontecidos
en la Edad Media ni en el siglo XVIII. Es la cruda realidad de los padres y
abuelos de las generaciones que, a día de hoy, pueblan este continente.
Alemania, Polonia, Rusia, Italia, Bélgica, Holanda o Francia se llenaron de
refugiados tanto durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial como al
final de la misma. Durante el siglo XX, la península Ibérica no se libró de los
conflictos bélicos y, por tanto, tampoco de ver a parte de su población convertida
en refugiada de la noche a la mañana. Algunos no lo recuerdan, otros lo
intentan olvidar e incluso podemos encontrar a aquellos que luchan por
ocultarlo. Para evitarlo, todavía hay quien atesora historias como las de María Ursula Plana Mir.
María
Plana Mir nació en Badaín (Huesca) a finales de octubre de 1934. Tan solo tres
años y medios después, la Guerra Civil alcanzó los altos valles pirenaicos en
los que residía junto con su familia. Atrapada
en la conocida como Bolsa de Bielsa se vio obligada a cruzar a Francia donde fallecería
en el campo de refugiados de Pontenx-les-Forges.
Certificado de defunción de María Plana Mir. 30 de septiembre de 1939. |
14 de julio
de 1938, día de la fiesta nacional francesa. El campo de refugiados españoles
también se ha engalanado para la ocasión. Al fondo se distingue el bosque de
pinos que nos anunciaban los informes. Sin ningún tipo de orden, las ramas se
acomodan sobre un edificio rectangular de madera de doble altura, con las
puertas abiertas hacia una amplia explanada. Allí posa todo el campo. En
primera fila, el director se encuentra mirando fijamente a la cámara; tras de
sí se encuentran los niños refugiados. Al fondo los adultos. Es la fila del
medio la que nos interesa. En tres grupos, divididos por edades, según podemos
apreciar por la altura, aparecen las niñas. Todas ellas visten un vestido
blanco. A la izquierda las más mayores, a la derecha un grupo de entre tres y
cinco años. Algo llama la atención en una de las tres niñas que se encuentran
en la primera fila. Un rasgo físico que no se repite en ese rango de edad. Una
de ellas es rubia, ¿María?
La
Guerra Civil no solo supondría la muerte de María para la familia Plana-Mir. En
los complejos devenires de la guerra fratricida también fallecería, víctima de
las continuas palizas infringidas por la Guardia Civil tras el final de la contienda,
Joaquín Plana Sampietro. De su muerte tan
solo se puede dar fe a través de un documento más de cuarenta años después de
su muerte.
Certificado
de defunción de Joaquín Plana Sampietro. Único documento en el que aparece el
nombre de Joaquín tras su muerte en 1939 en unas circunstancias que continúan
sin esclarecerse.
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