EL QUE SE FUE A CUBA


Miguel Valle Canudo nació en Buera (Huesca) el 29 de septiembre de 1876 y falleció, cuatro décadas después, en una fecha indeterminada, en un lugar indeterminado, convirtiéndose para siempre en el que se fue a Cuba.

Campesino de profesión, militar por obligación en la guerra de Cuba durante tres años, empresario frustrado, involucrado en un asesinato y finalmente asesinado. Poco más de 40 años fueron suficientes para viajar dos veces a la joya de la corona del Imperio español; y para arruinarse tanto allí, como en su tierra natal. El que se fue a Cuba. La historia de una vida anónima reconstruida a partir de documentos como estos.


Cuba quedaría ligada a Miguel Valle desde que en su juventud fuese enviado a las Antillas para luchar contra la insurrección que estalló en 1895 en la isla. En la imagen podemos observar el documento que acredita la entrada en Caja de Miguel Valle y que nos ofrece una información importantísima (ante la ausencia de fotografías). El que se fue a Cuba era un joven de pelo negro, ojos pardos, cejas al pelo, color moreno, barba clara, boca regular y contaba con un metro y cincuenta y ocho centímetros de altura. Distrito militar de la isla de Cuba, 1 de febrero de 1896.

Además, la figura de Miguel Valle abandonó el tránsito hacia el olvido de la mano de su propia pluma. En un cuaderno amarillento, maltratado por un tiempo que no ha conseguido borrar la excelente caligrafía con el que está escrito, todavía se conserva el diario en el que Miguel Valle narró su periplo en la Guerra de Cuba (1895-1898). En él, continúa viva su historia debido a que Miguel Valle no necesitó el talento de Valle-Inclán o la destreza de Azorín para resumir lo que significó la guerra, para su generación. Y de esta manera lo dejó plasmado en las últimas líneas de su diario:

Diario de Miguel Valle, 1899 o 1900
Pero no toda la vida de Miguel Valle estuvo ligada con Cuba. El 14 de marzo de 1900 una pelea callejera acabaría en tragedia cuando un grupo de jóvenes mataría a golpes a Rafael Arnal. Miguel era uno de los acusados, tal y como refleja este artículo de diario de Huesca de febrero de 1901 (enlace al documento).

Tras su absolución llegarían sus tres hijos: Valentina (1902), Miguel (1905) y Cosme (1908). En la imagen inferior aparece el registro del nacimiento de Valentina Valle Miguel realizado por su padre, Miguel Valle, en 1902.
Hasta aquí, la vida de Miguel Valle. A partir de este momento comienza el mito, comienza la leyenda del que se fue a Cuba. En una fecha indeterminada (posiblemente entre 1915 y 1917) el que se fue a Cuba abandonó Buera para cruzar de nuevo el Atlántico. Sobre su nueva etapa tan solo se conserva esta escueta carta y la vaga idea de que fue asesinado en la isla.

Edición normalizada.  Se desconoce tanto la fecha como el lugar desde donde se envía. Pertenece a la colección de Dulce Ferrer Sánchez.


“Querida es posa tencargo que todo lo que no traigas
que lo vendas por (    )para nosotros no a describirmas
porque si te (          ) hacia este país tardara unos días
a volver y se volvemos no será para pensar por esa
tierra. Así es que si puedes vender la casa y las viñas
vendelas aunque sea muy baratas por no tener
que pensar más en eso haz lo que puedas por venderlo
todo. Yina fuera por lo que a sucedido yos man
daría la palta para todos pero me he quedado sin Plata
y no asido lo peor eso sino lo que he perdido porque
aviamos tomado 1 campo muy grande de (                 )
para cortarloa medias que nos ubieramos podido
ganar mas de 1000 peso y emos tenido que dejarlo
después de tener la gente en casa y todo preparado
En otras os dije como te (                                 ) en
El viaje por mas qui Pablo (                            ) lo que
Es mundo y no hace falta advertirle
Nada mas, muchos recuerdos para todos los
parientes y becinos y tu recibes el corazon
de tu es poso que te quiere y bertedesea.
Miguel Valle”


Carta enviada por Miguel Valle a su esposa en una fecha y desde un lugar desconocido.

Transcripción completa del diario de Miguel Valle Canudo.
Con respecto a la transcripción del texto se ha realizado una normalización de este para una mejor comprensión. De esta forma, no se han mantenido las faltas ortográficas y se ha estructurado el documento con signos de puntuación (en el original apenas están presentes). En cualquier caso, se ha respetado el contenido y la distribución en catorce páginas. Además, los nombres propios, tanto de lugares como de personas, han sido también normalizados (p.e. alabana = a La Habana) cuando se han podido reconocer. Por el contrario, las que no han podido ser identificadas han mantenido su transcripción, señalándose en cursiva las mismas. Por otro lado, la paginación indicada no sé encuentra en el original, pero sí que corresponde a una referencia sobre la página en la que se encuentra escrita cada parte. Finalmente, en el documento aparecen cifras escritas indistintamente en número y en letras. Se trata de una dualidad, sin motivo aparente, que se ha mantenido.
Transcripción del documento:
Página 1.[1] (…) enemigo que no fue posible y regresemos a La Habana sin haber podido comer nada caliente en los dos días. (palabra ilegible) el decir las imaginaciones que por mi pasaban en aquellos días al considerar que entonces (palabra ilegible) la jota. A las nueve entrábamos en el castillo del Príncipe donde recibimos orden para marchar al día siguiente en el tren a Nueva Paz destinados a operar por aquella zona. A las 4 de la tarde estaba el batallón en Nueva Paz. A la mañana siguiente salimos a reconocer el terreno y a las 9 de la mañana encontramos al enemigo en una finca llamada Naranjito que hizo fuego contra nosotros causándonos tres muertos y siete heridos, los cuales llevamos a Palos donde enterraron los muertos y sentaron los heridos. En dicho pueblo me desti-
Página 2. naron para ordenar en el despacho telegráfico donde permanecí dos meses. A principio del mes de julio me agregaron a la columna para salir de operaciones. A los 8 días que encontremos al enemigo, a las 9 de la mañana en una aldea llamada Jaquecito. En dicho punto estaban acampados 13.000 hombres a las órdenes de Maceo y Máximo Gómez. Nuestras fuerzas se componían de 500 hombres, a las órdenes del comandante Alto Lagini. Gracias a su astucia y valor que después de 6 horas de fuego que ya nos habían cercado y las municiones se concluían. en aquellos momentos no había más remedio que decidirse a morir (y) obedecer. Ordenaron la retirada a la bayoneta y el enemigo cedió el paso y
Página 3. logramos retirarnos con los muertos y heridos. En aquella ocasión creí morir más que nunca. Los muertos y heridos fueron conducidos a Nueva Paz. Allí nos incorporamos a la columna del coronel Torc. Al día siguiente salimos a perseguir a dichas partidas. A las 4 de la tarde alcanzamos a la retaguardia. Que les hicimos 6 disparos de cañón y se retiró el enemigo sin (palabra ilegible) la columna seguimos la marcha a Jiménez. Voy a pasar por alto los combates que he asistido de poca importancia y explicaré los de más importancia. Uno de los combates más brillantes fue sostenido en el Cangre en las inmediaciones de Madruga. El coronel Aguilera ordenó una combinación. El Regimiento de caballería de Villaviciosa, las guerrillas Madruga y Palos y el
Página 4 Batallón de Almansa. En dos divisiones salimos en combinación a dicho sitio que se encontraban acampadas las partidas de Calixto García, Aguirre, Castillo y Betancourt. Al llegar a dicho punto sorprendimos al enemigo por todas partes y la caballería cargó al machete. En un momento quedó el campo cubierto de muertos. Concluido el combate se reconoció el terreno y se recogieron 173 muertos del enemigo y que se llevaron. En nuestras fuerzas no hubo que lamentar más que la muerte de un sargento y 3 soldados y nueve heridos. También asistí a otro combate que fue sostenido en las lomas del grillo en las inmediaciones de Madruga. Aquel fue un combate muy horroroso a consecuencia que
Página 5. se encontraba el enemigo fuertemente atrincherado en lo alto de la loma. Este combate fue muy desesperado a causa de encontrarse el enemigo atrincherado y alto en la manigua. Después de nueve horas que duraba el combate, sin poder avanzar ni retroceder, mandó el jefe tocar paso de ataque y a la bayoneta tomamos la loma. El enemigo se retiró de sus posiciones y quedo en nuestro poder el campamento y nueve prisioneros. Nuestras bajas fueron 1 oficial y un sargento muerto y 34 soldados muertos, y cincuenta y cuatro heridos. Hecho el reconocimiento no fue posible averiguar las bajas del enemigo y nos retiramos para descansar al pueblo más inmediato que era Madruga. Allí se mandaron los heridos al hospital y se enterraron los muertos. Al poco
Página 6. tiempo me encontré en otro combate que fue sostenido en las inmediaciones de San José de las Lajas con las partidas mandadas por los cabecillas Aguirre y Castillo, que se encontraban acampados en las Lomas del Carmen. El combate duró poco porque se encontraba el enemigo en malas posiciones y se retiró sin hacer frente, dejando en nuestro poder 25 muertos y 9 prisioneros y 52 caballos y armamentos. En nuestras fuerzas tuvimos 3 muertos y 12 heridos. Concluido el combate emprendimos la marcha con dirección a San José para dejar allí los muertos y heridos y racionarnos para volver a perseguir a dichas partidas. Al día siguiente salimos de San José como los cazadores detrás de la caza. Después de 15 días
Página 7. de perseguirles sin poder alcanzarlos porque huían como las liebres de los galgos. Después de atravesar la provincia de La Habana y parte de la de Matanzas se reforzaron con dos partidas de Arango y Betancourt. Al llegar a las lomas del pan se atrincheraron e hicieron frente porque eran las posiciones más ventajosas. Allí tuvimos que sostener el fuego dos días y 1 noche hasta que llegó el batallón de María Cristina para reforzarnos. Entonces conseguimos vencer al enemigo y desalojado de sus posiciones llevándose muchos muertos y heridos. Nosotros tuvimos el coronel y el teniente coronel heridos y 1 oficial muerto y 26 soldados y 47 heridos de los cuales fueron conducidos a Aguacate. Allí llegamos descalzos y medio desnudos después de 17 días sin descansar
Página 8. ni un momento y muchos días sin poder parar ni aun para comer. En dicho pueblo descansamos 1 día. Al día siguiente recibimos orden de que inmediatamente emprendiéramos la marcha para ir a San Nicolás que había ordenado el coronel Moncada una combinación con el Regimiento (ilegible) de la princesa y el batallón de Vergara para salir a perseguir a las partidas de Pepe Cuello y Adolfo que se encontraban acampadas en las lomas de Vlacra en las inmediaciones de Palos y Vegas. Al llegar a dicho sitio rompió fuego la caballería mientras tanto llegaba la infantería que rompió el fuego por descargas. Después de 2 horas de fuego, el enemigo vio que estaba rodeado por todas partes y trató de
Página 9. retirarse, pero le fue muy costosa la retirada porque tuvieron que retirarse como suele decirse a sálvese quien pueda. Al ver que se retiraba el enemigo entró la caballería a machete que en poco rato quedaron en nuestro poder 179 muertos y 5 prisioneros. Nuestras bajas fueron 1 oficial, 2 sargentos, 9 soldados muertos y 17 heridos. Concluido el combate se recogieron los armamentos y caballos del enemigo. Nos marchamos a Palos para descansar y mandar a los heridos al hospital. En dicho pueblo se presentaron varios insurrectos con noticias de que el cabecilla Calixto García se encontraba enfermo en las inmediaciones de Alfonso 12. Inmediatamente salimos el batallón de Almansa para sorprenderlo en su
Página 10. casa. Pero al llegar a la orilla de su casa se apercibió y se escapó por la parte de atrás en ropas menores y abandonó todos sus enseres y el caballo y sus asistentes cayeron prisioneros. Inmediatamente mandó el jefe que se les diera machete, pero ellos al ver que iban a morir prometieron enseñar el campamento donde se encontraba acampada la partida de dicho cabecilla, y las partidas de Sanguily y de Pepe Cuervo. Inmediatamente emprendimos la marcha con dirección al campamento donde llegamos al día siguiente a las 8 de la mañana. Al divisarnos las avanzas prendieron fuego, pero inmediatamente se retiraron para dar parte al campamento, que se prepararon en sus trincheras esperando que llegásemos.
Página 11. En el momento que ya entrabamos en el campamento rompió fuego el enemigo y parecía que se caía el cielo por todas partes. Al momento comprendió el jefe que estaba atrincherado el enemigo. Inmediatamente mandó dos compañías para que atacaran el franco derecho y después de cuatro horas de fuego conseguimos vencer al enemigo que se retiró a la desbandada, dejando en nuestro poder muertos y heridos, y 7 caballos y armamento. Nuestras bajas fueron 13 muertos, 19 heridos entre ellos un oficial. Al principiar el fuego echó pie a tierra mi amo. Yo cogí el caballo de las riendas. Al momento llegó una bala que hirió el caballo en el cuello. Al poco rato llegó otra
Página 12 que me traspasó el sombrero. En el mismo momento, llegó otra que me volvió a traspasar el sombrero. Luego llegó otra que hirió al caballo en una pata de delante. En esos momentos no había que pensar sino en la muerte porque ahí llovían las balas. Concluido el fuego emprendimos la marcha para conducir los muertos y heridos a Palos, donde destinaron a mí a amo de comandante de armas a Río Seco. Allí permanecí dos meses y medio. A dicho tiempo reclamaron a mi amo y le destinaron a Nueva Paz para desempeñar el mismo empleo que en el pueblo anterior. Allí permanecí nueve meses tirándome una vida mejor que la de un ministro, pero fue corta porque vino orden
Página 13 para que trasladaran el batallón a la provincia de Puerto Príncipe. En el mes de junio de 1898 fuimos trasladados a dicha provincia a bordo del vapor María Teresa. En dicha población permanecí 6 meses. Al poco tiempo se declaró la guerra con los Estados unidos. Luego fue bloqueada la isla. Entonces tuvimos que participar a fortificar la población. Mientras tanto escaseaban los comestibles y sin esperanza en que viniesen por ninguna parte. Aquella era una sensación muy triste al considerar que habíamos pasado la campaña sin ninguna desgracia, aunque con muchos trabajos y que entonces tuviéramos que morir de hambre, como hubiera sucedido si no se hubiera firmado la paz tan pronto.
Página 14 Luego que se firmó la paz ordenó el general gobernador que se trasladara el batallón a Nuevitas para estar preparados para cuando tuviéramos que embarcar. Que embarcamos el 26 de noviembre de 1897 y desembarqué en Barcelona el 11 de diciembre y llegué a Buera el 15 del mismo.
Todo esto me ha sucedido en mis 24 años. Si así tengo que seguir que me mate Dios este año.
Miguel Valle (firma).


[1] Nota. El texto se encuentra incompleto y comienza con la continuación de una frase que debía de encontrase en la página anterior.

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